Celadoras: misionera y contemplativa en la acción en la casa del Padre
RESEÑA DE LA MADRE GREGORIA MOYA MOYA
Nuestra hermana querida, madre Gregoria Moya Moya, nos dejó el día 31 de marzo de 2020, a los 86 años, en plena pandemia del Covid-19. Ingresada en el hospital de San Rafael unos días antes, los médicos atribuyeron su muerte a esta enfermedad, pero ya llevaba unos años muy enferma. Una gran pena nos ha embargado a todas por no poderle dar el último adiós a causa del confinamiento que estamos sufriendo desde mediados de marzo. Ha muerto en soledad, en el hospital. Nadie nos ha hablado de cómo vivió sus últimos días y sus últimos momentos. Nos queda el consuelo y la seguridad de que, dada su vida de entrega al Señor y de unión continua con Él, la acompañó y la consoló hasta llevársela con Él.
Madre Moya fue un ferviente apóstol del Corazón de Jesús, callada, muy observante y fervorosa; cuidando al máximo su vida religiosa y amando mucho a la Congregación. Pasó la vida sirviendo a las demás en los trabajos domésticos y en el silencio de la oración, llevando con gran espíritu de sacrificio el mantenimiento de las casas en las que estuvo destinada; por su actitud contemplativa podíamos entrever lo que llevaba dentro: su amor al Señor en los demás.
Los primeros años de su vida religiosa transcurrieron en la casa de Cuenca; primero con nuestra Madre y Madre Calvo atendiendo a las postulantes, hermanas jóvenes y alumnas internas. Dado que uno de nuestros apostolados en aquellos años consistía en acoger a distintos grupos de personas para realizar convivencias cristianas, Ejercicios espirituales, y otras actividades apostólicas, allí estaba ella poniendo “a punto” todo lo necesario de la casa para que todo se desarrollase en el mejor ambiente material y espiritual.
La residencia universitaria de Salamanca
fue otro destino de madre Moya. Durante los años que permaneció en esa casa,
trabajó incansablemente para reparar y mejorar sus espacios: instalación del
ascensor, embellecer la capilla con vidrieras en las ventanas grabado el escudo
de la Congregación…También recordamos su presencia en la residencia de
Valladolid, Calle Alonso pesquera, 6. Aquí estuvo varios años, siempre
desarrollando su trabajo con gran responsabilidad y entrega.
La última etapa de su vida
transcurrió en Madrid, en la casa General dedicada a sus labores, entregada a
los quehaceres de la casa y, aunque muy delicada de salud, seguía colaborando cuanto
podía para ayudar en la buena marcha de la casa. Aquí se sentía feliz junto a
madre Francisca a la que quería mucho como había querido a Nuestra madre
Fundadora.
Hemos perdido una religiosa
ejemplar por su entrega a los demás, por su gran fidelidad y amor a la
Congregación. YA HABRÁ RECIBIDO EL ABRAZO del Señor y escuchado las palabras:”
Ven, bendita de mi Padre …porque tuve hambre…tuve sed…Ven a heredar el Reino”
¡!GRACIAS POR TU VIDA!! Madre
Moya.
Valladolid, abril 2020
M.Olivares
RESEÑA DE LA MADRE JULIA SÁNCHEZ
OVEJERO
La madre JULIA SÁNCHEZ OVEJERO
entregó su alma al Señor en la madrugada del viernes, día 3 de abril de 2020,
en plena pandemia del COVID-19. Pero no murió a causa de esta enfermedad. No.
Su vida llena de trabajos y de servicio a los demás llegó a su fin consumida
por los años y la última enfermedad, que, aunque breve, la hizo sufrir
muchísimo; enfermedad que sobrellevó con gran paciencia, buen humor y entereza,
como había vivido. Todas las madres tuvimos la gran suerte de acompañarla en
los dos últimos años que ha convivido con nosotras en Valladolid, admiradla y
valorar su recia personalidad, su sumisión a la obediencia y su relación con
todas, llena de cariño y buen humor.
La despedida fue muy dolorosa y casi
en soledad: un breve responso del diácono encargado del culto a los difuntos en
el cementerio y una oración de las que pudimos acompañarla: M. Gallego, Giovanna
y M. Olivares. La despedimos en nombre de todas, dimos gracias a Dios por su
vida, y la felicitamos porque al fin celebra su encuentro con el Señor, con
nuestra Madre, y con todas las madres difuntas de la Congregación. Le pedimos
su intercesión por las vocaciones y para que cese la pandemia que azota a la
humanidad.
M. Julia se ha marchado con una vida
cumplida y llena de servicio a la Congregación y a las almas. Después de regir
las casas de Huete y Mota del Cuervo, en la provincia de Cuenca y la de Arcos
de Jalón en la provincia de Soria, fue destinada al Perú, a la misión de
Colasay, en el Alto Marañón; concluida la estancia de nuestra Congregación en aquella,
durante más de 30 años, llevó la
dirección del colegio Hosanna en Lima; después de un período de descanso en
España, en Salamanca, llevada del
espíritu misionero que la inquietaba, no paró
hasta conseguir de la madre
General ser enviada nuevamente al continente americano, donde abrió la casa de Mallares-Sullana
misión Chira, departamento de Piura, trabajando en ésta durante 8 años ; y finalmente
terminó su carrera misionera en América central, en donde abrió la casa de Méjico, llevando a cabo
intensa actividad apostólica, permaneciendo en esta otros 7 años.
M. Julia ha desgastado su vida en
un apostolado intenso y fecundo en las diversas misiones que se le han
encomendado: catequesis, atención a familias más necesitadas, ayuda a los
pobres, formación cultural y de labores a las mujeres de zonas
desfavorecidas…difusión de la devoción del Corazón de Jesús por doquier. Su
vida entregada ha dejado huella en todas las personas que la conocieron y hoy
la recuerdan con cariño y agradecimiento.
¡GRACIAS! Madre julia por tu
vida. DESCANSA EN PAZ.
Valladolid, abril de 2020
M. Olivares
Gracias M. Gregoria y M. Julia por su testimonio de gran Evangelizadoras del Reino y por su gran Amor al Corazón de Jesús, para nosotras las más jóvenes y para toda la Congregación son un modelo a seguir, las queremos mucho y desde aquí hasta el Cielo.
Adelante Reino, adelante, qué bella es nuestra misión!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa recuerdo con gran aprecio y cariño a la Madre Sánchez, fuí su alumno en el Colegio Hosanna-Perú.Una oración por su alma..
ResponderEliminar